jueves, 7 de mayo de 2015

TRAICIÓN

El artículo 189 de la Constitución de la República establece que “el Poder Legislativo se ejerce por un Congreso de Diputados, QUE SERÁN ELEGIDOS POR SUFRAGIO DIRECTO.” A Pesar de que nuestro país cuenta con un sistema “democrático” fallido, y un estado jurídico quebrantado por las constantes violaciones a la ley fundamental, existen pequeñas secuelas democráticas en el momento de ejercer la soberanía popular a través del voto representativo, cuando el pueblo deposita su voluntad ciudadana de elegir a quienes los representen ante las instancias de mayor toma de decisión en el país (a pesar del corrupto sistema electoral que impera). Nuestra carta magna (lo poco o nada que queda de ella) establece claramente que serán electos por el voto popular, como REPRESENTANTES DEL PUEBLO, para velar por sus intereses y conquistas, prevaleciendo el bienestar colectivo.
La Ley electoral creada con el único objetivo de regir los procesos electorales, establece lo referente a los partidos políticos definidos como instituciones de derecho público, determinados por sus principios y estatutos, que regirán los parámetros de sus miembros, al igual que establece todo lo referente a los procesos electorales, convocatoria, elección primaria, general, etc.

El día de hoy, un diputado suplente del partido libertad y refundación renunció ante la secretaría del Congreso Nacional a dicho partido político, aduciendo situaciones que no compartía al interior de la bancada, lo que lo obligó a tomar esa decisión. Actualmente suman 10 los “diputados” que han abandonado este partido político.

Después de la terrible crisis política ocurrida años atrás, y producto de una gran inconformidad popular, surgen nuevas respuestas para nuestra Honduras, movimientos fundamentados en la lucha social y con el único objetivo de transformar y refundar nuestra patria.

Producto de esa inconformidad social, más la urgente necesidad de vencer a un bipartidismo feroz y corrupto nace entre otros el partido Libertad y Refundación como una fuerza política, amplia, democrática, revolucionaria e incluyente, una institución de carácter permanente y de derecho público, con una membresía abierta a todos los ciudadanos y ciudadanas que expresen su voluntad de afiliación, con la principal finalidad de Refundar el Estado de Honduras y transformar la sociedad, sustentando un profundo sentido de Patria en libertad, democracia, soberanía y poder popular.

Los respectivos candidatos a elección popular (en este caso diputados) pasaron por los procesos legales/electorales establecidos en la ley y los partidos políticos de los cuales surgen, cumpliendo los requisitos y participando en las decisiones soberanas.

Después de las grandes luchas en las calles, tantos mártires, constante represión, valientes protestas, incontables muertes, etc., la gran mayoría del pueblo tenía esa opción fresca, nueva, alentadora, de un partido nacido del vientre del dolor y con el único fin de refundar el país. Es por esas fuertes convicciones que el “voto popular” les fue otorgado a la gran mayoría de candidatos por el partido Libre, enfocados bajo un proyecto en común, y con las esperanzas de hacerle frente al Estado fallido (hoy en día peor) delegando la gran y delicada tarea de representar los intereses más puros no sólo de los miembros de un partido (como el actual gobierno) sino que también de las grandes mayorías ante tan importante poder del estado.

Es así que el día de hoy estos diputados (disidentes) olvidaron toda la lucha, la sangre derramada y el objetivo primordial por el que fueron electos, burlando y traicionando la voluntad soberana, de un pueblo que resistió y resiste ante un sistema deshumanizante y desposeedor. Estos “diputados” han creído y mal entendido que el partido Libertad y Refundación le pertenece a una sola persona o grupo de personas, grave equivocación, ya que los únicos dueños de Libre son las mayorías, el pueblo pueblo, el que ha resistido en la lucha, siendo dominado y dirigido por todos y todas los que tenemos un ideal firme e inclaudicable de transformar nuestra patria, y no por caudillismos ni perfiles engrandecidos.

Los servidores Públicos se deben al pueblo, a la voluntad soberana, al bienestar social, y a la igualdad humana.

Atte,
Abog. Samuel Inestroza